martes, 26 de octubre de 2010

Análisis | La ventaja de competir en casa

Al presenciar un partido de baloncesto, muchas veces nos hemos preguntado el por qué de la superioridad de los conjuntos que actúan como equipos locales aún siendo inferiores “hombre a hombre”. A esta superioridad los científicos la han denominado “la ventaja de jugar en casa” (Bray, S.R., Obara, J., Kwan, M., 2005) y hace referencia al aumento en el rendimiento cuando se compite en terreno local tanto en deportes individuales, colectivos, como profesionales o amateurs. Una primera definición y aproximación al concepto fue aportada por Courneya, K.S., Carron, A.V. (1992) que señalaron este término como “el descubrimiento consistente de que los equipos locales ganan más del 50 % de los partidos disputados en terreno local bajo el sistema de jugar en casa y fuera”.

Este estudio del aumento del rendimiento al jugar en casa se empezó a investigar hace ya más de 30 años (Schwartz, B., Barsky, S.F., 1977) cuando se demostró que equipos de fútbol americano, hockey sobre hielo, béisbol y baloncesto mejoraban su rendimiento al jugar como local. Desde ese estudio, la ventaja de jugar en casa ha sido estudiada en múltiples investigaciones (Courneya, K.S., Carron, A.V., 1992; Nevill, A.M., Holder, R.L., 1999). La posible superioridad cuando se compite en casa ha sido tratada en todos los ámbitos deportivos y todo tipo de deportes, sin embargo son los deportes como la gimnasia, el boxeo o los deportes colectivos, los que mayor beneficio obtienen al jugar como locales (Balmer et al 2003). ¿Por qué sucede este fenómeno en los deportes citados y no en otros como el atletismo, la halterofilia o la natación? Principalmente por la subjetividad que existe para aplicar el reglamento por parte de los árbitros, y bajo mi punto de vista, por el juicio tan dispar sobre la intencionalidad. Desarrollaré la idea.

Citando de nuevo a (Balmer et al 2003) y meditando de nuevo sus conclusiones… Cuando un atleta (atletismo) compite en una carrera la decisión arbitral es mínima –aunque existente- en cuanto al resultado. El juez da la señal de inicio, observa las incidencias en el transcurrir de la prueba y al final da un resultado en función de quién ha sido el más rápido, el más fuerte o quién ejecutó el mayor salto. Sucede lo mismo con un nadador en la piscina y algo parecido con un halterófilo cuando levanta una barra olímpica cargada de peso. Son deportes muy objetivos.

Sin embargo en el baloncesto, deporte que nos interesa tratar, se dan multitud de juicios a lo largo de los 40 minutos. Y no por un árbitro, sino en ocasiones hasta por los tres. Aquí es dónde la subjetividad entra en juego. El árbitro comienza a dudar. La interpretación del reglamento no está tan definida.

Así podríamos resumir que las reglas, tal y como dice (Courneya and Carron 1992) son importantes para esta ventaja. Pero aquí no acaba la historia. Hay muchos detalles que de no fijarse en ellos pueden pasar desapercibidos. Estudiémoslos.

En deportes colectivos son numerosos los trabajos que analizan la superioridad al competir como local, dentro de ellos resaltaré las investigaciones de Varca, P.E. (1980) que asocian perfiles psicológicos como la agresividad con la ventaja de jugar en casa en baloncesto. Este acto “agresivo” se denomina como sentimiento de territorialidad. Las investigaciones de (Pollard et al 2002) demostraron como los países de los Balcanes son los que mayor provecho sacan de esta circunstancia debido a que cuando juegan contra un país limítrofe “florece” la historia de ocupación y represión. Esta forma de vivir el baloncesto se traslada también cuando juegan contra equipos de otros países.



En relación con ello está la familiaridad. Este factor explica, entre otras cosas, la ventaja que tienen los equipos locales en cuanto a las dimensiones del campo (en baloncesto son estándar no así en otros deportes como fútbol) o la costumbre de entrenar día tras día en la misma pista en la que se competirá. Además si hilamos más fino podemos incluir la presión de los balones que puede ser modificada a gusto del equipo local, el hábito de la dureza del aro, etc…

Pero todavía se puede ser más preciso. Los equipos situados en ciudades con una gran altitud verán como aumenta su rendimiento por estar acostumbrados a jugar a esos niveles de presión atmosférica, por lo que los rivales que estén más cerca del nivel del mar tendrán problemas de sobreesfuerzo y un mayor agotamiento que en circunstancias normales por la falta de de adaptación. Esto no es tan científico e inverosímil como parece. El mismo Pau Gasol se quejó de ello cuando jugaron la eliminatoria de playoff contra el equipo de Denver.

Además influye un aspecto muy importante, los viajes. En especial la fatiga que se acumula en los desplazamientos y el famoso “jet lag”. En este sentido varios autores lo han estudiado, pensando que la fatiga y la alteración en los hábitos y rutinas (sueño, alimentos, etc.), pueden estar asociadas con su rendimiento. Zinder, E.E., Purdy, D.A. (1985) encontraron un porcentaje del 58,8 % de victorias locales cuando se jugaba contra equipos de baloncesto que viajaban menos de 200 millas, mientras que el porcentaje se incrementó al 84,6 % de victorias locales en aquellos partidos donde el oponente tenía que viajar más de 200 millas. Aunque como sugieren estos autores, estos resultados deben interpretarse con precaución debido al escaso número de partidos (64) empleados en el estudio.

Esta distancia recorrida es aún más importante en la NBA dónde viajan de una costa a otra varias veces por temporada y juegan fuera de casa cada dos/tres días.

Esta influencia también fue reflejada en las sugerencias de Gayton, W.F., Coombs, R. (1995) que señalan que al ser menor la distancia recorrida por los equipos de instituto de baloncesto que los profesionales, la influencia de los efectos adversos de los desplazamientos en estos equipos visitantes es menos apreciable.

Y para cerrar el círculo los autores mencionaron el factor que se os ha ocurrido a todos en primer lugar, el público.
La presión que ejercen los aficionados es directamente proporcional para los tres grupos deportivos “técnicos, árbitros y deportistas”. Siendo estos últimos quienes experimentan el beneficio con el apoyo de la hinchada; sin embargo es un arma de doble filo si consideramos las posibles críticas de la afición, cuando está en contra del equipo puede resultar muy peligroso para la autoestima y el rendimiento.

En relación con las reglas y la subjetividad en el juego, los autores (Courneya and Carron 1992) demostraron como la presión que ejerce el público local -presión local- está directamente relacionada con el resultado. Esto podría relacionarse con el aumento de confianza y una mayor segregación de la hormona del rendimiento “testosterona” cuando el deportista se siente arropado, y por lo tanto, a luchar con más ahínco por el triunfo. Pero también por la posible capacidad del público –y por supuesto, del técnico si se contagia de la reacción- de modificar ciertas decisiones arbitrales, aumentando la presión y variando el resultado en los deportes de reglamento subjetivo como anteriormente cité. ¿Por qué no se concedió el tapón ilegal de Montero? Qué responda el público griego aun sin jugar en casa.


Para acabar me gustaría que todas estas teorías se resumieran con un ejemplo simple. Para ello voy a citar el mayor éxito en la historia de nuestro deporte. Los JJOO de Barcelona 1992. Lógicamente fue compitiendo en casa.


Haremos una progresión lineal en el tiempo:

- JJOO de Moscú 1980: 26 finalistas masculinos y 1 femenina. Un total de 6 medallas.

- JJOO de Los Ángeles 1984: 28 finalistas todos masculinos. Se consiguieron 5 medallas.

- JJOO de Seúl 1988: 18 finalistas masculinos y una femenina. Solo 4 medallas.

- JJOO de Barcelona 1992: 43 finalistas masculinos y 20 femeninas. Récord de 22 medallas. Han pasado 18 años y a pesar de nuestros grandes deportistas todavía no se ha superado. Muy destacable el avance que hubo en la disciplina femenina –con grandes dificultades sociales para practicar deporte a lo largo de la historia-.

- JJOO de Atlanta 1996: 38 finalistas masculinos y 15 femeninas. 17 medallas.

- JJOO de Sydney 2000: 31 finalistas masculinos y 24 femeninas. 11 medallas.




Texto: Extraído de la biblioteca virtual de la Universidad de Zaragoza. Revista “Journal of Sports and Exercise Psychology”.

Fotos: Google.images

4 comentarios:

  1. Interesante reflexión,voy a releerlo.

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  2. Cuando ví a Fermín Cacho ganar el oro, pude comprender lo grande que es "jugar en casa". No quiero quitarle mérito a Fermin, que es uno de los mejores de la historia ... pero no veo ganando esa carrera en Pekin o Seul.

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  3. ...gracias por el comentario y SI..! jugar en casa te da más del 50% de victoria...gran entrada ..YES SIR!!..felicidades..

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  4. @ Piti Hurtado: Es un placer que un entrenador profesional lea mi blog. Si a eso le añadimos que además deja un comentario positivo la satisfacción se multiplica.
    Espero verte pronto por los banquillos. Aquí en Zaragoza sabes mejor que nadie lo críticos que somos pero también nuestra hospitalidad. Quizás seamos demasiado extremistas en ambos casos. Pero sobre todo se te recuerda como cariño.

    Un saludo y muchas gracias por comentar.


    @ Costalgaraldals: Esa carrera fue simplemente espectacular. Siempre que la veo me emociona. Durante una época de mi vida tuve pequeños contactos con Fermín y me confesó que sabía que nunca más iba a conseguir repetir tal hazaña. No solo por competir en casa, sino porque se dieron todos los elementos necesarios. Era su día.
    Gracias por comentar.


    @ Sisco-cemter "03": Muchas gracias. Nos seguiremos.

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